Tengo dos anécdotas

La primera fue hace como tres semanitas, un viernes por ahí de las 7 de la noche. Me topé con una morrita alta, morenita, con lentes, delgada, traía una blusa azul y una minifalda negra... ¡y unas chichotas bien ricas! No me acuerdo de su nombre, pero es de Tijuana. 550 varos con hotel, ya sabes, dos posiciones y desnuda de abajo. Yo le insistí en desnudo completo y me soltó el "Son 100 más". ¡Valió cada peso, carnal! La neta, está bien buena, tuvo dos chamacos y se le nota un poco la pancita, pero nada gacho. Sus chichis están en forma de gota, bien bonitas, y hasta dijo que todavía lactaba, pero ahí sí no deja que se las toquen. Lo demás sí: piernas, nalgas... todo. La morra es súper agradable, buena onda. La puse en cuatro y ¡ufff!, se veía deliciosa, hasta se cruza las manos atrás de la cabeza pa' que le des con ganas. Dijo que va de lunes a viernes, de 3 a 11 pm. Si la vuelvo a ver, caigo de nuevo sin pedos.

La segunda es puro chisme: el lunes 12 de mayo, como a las 6 de la tarde, iba pasando por Orozco y Berra a ver si había algo que se antojara... y sí, pero ¡zzas!, en medio de la calle iban dos chavitos bien mensillos, ni sé si contrataron o qué, pero de repente se les para una patrulla, se bajan los polis y ya no supe qué pasó. Seguro los quisieron tranzar. Con eso se me quitaron las ganas y mejor me alejé. Pero ahí mismo, en la esquina del Hotel Polly, había dos morritas bien buenas: una con un pantalón rojo todo ajustado y un culote que no acababa (solo le vi la espalda), y otra casi al lado, bien tuneada pero bien rica, con unos jeans claros. ¡Neta que estaban pa’ darles el vuelto! Pero con los polis merodeando, mejor me fui a la verga.